Aquí van algunos, el autor es Oscar Gutiérrez Peña.
5.0
Mi ciudad es una mujer que conozco
pero que siempre me sorprende.
Cuando pienso que ya me sé de memoria
las sombras de sus horcones
termina por brotarle un nuevo pezón
al final de cada avenida.
6.0
Por eso debo dar gracias a Dios por el privilegio
la venturosa maldición
y el azar de existir entre sus rotondas.
Imagino que en otros lugares debe ser peor
porque a los enemigos de siempre
el corrupto
el violento
el desesperanzado
el mal informado
el fundamentalista de cualquier bando
se le suma una terrible ausencia
un abismo que acá
por suerte
no conocemos
y es que en esta ciudad
de anillos lúbricos y descafeinados
siempre habrá una gloriosa
una exquisita mujer
una hembra hija de la selva
una amzona poderosa de ojos y caderas hipnotizantes
que nos salven de la tristea y de la muerte.
7.0
Otras veces me disgustan o me dan pena
esos pobres fantasmas
las sombras rabiosas
los veteranos de ti.
Los ancianos angustiados que reclaman tu antiguo rostro
tu vieja costumbre de ser amable
de ser sombría
de ser precoz.
Y yo los entiendo
a mí también el tiempo me ha robado el paisaje
y cierta casa
y cierta puerta.
En cambioa ellos no les queda ni siquiera el tajibo
donde alguna vez escribieron un nombre
o la tienda del primer cigarro
o la calle polvorienta del fútbol y la siesta.
No.
En esos luagres ahora existen supermercados
hoteles
moteles
aeropuertos.
Debe ser por eso que despotrican tanto
contra ese espejismo que llamamos progreso.
